Detectar, prevenir y mitigar ataques sofisticados, garantizando seguridad de datos y continuidad operativa.
Impide la extracción de información crítica, protegiendo la reputación y el cumplimiento normativo de la organización.
Actualizaciones constantes de inteligencia de amenazas permiten abordar vectores de ataque en evolución.
Minimiza el tiempo entre la detección y la remediación, limitando el alcance del ataque.
Identifica y bloquea ataques de ransomware que utilizan tácticas avanzadas como exploits de día cero o ingeniería social.
Rastrea movimientos laterales de atacantes dentro de la red y bloquea su acceso a sistemas críticos.
Identifica indicadores de compromiso (IoCs) y patrones de ataque para fortalecer defensas futuras.
Detecta intentos de extracción de información confidencial, como datos financieros, propiedad intelectual o información personal, y bloquea su transferencia.